
Cómo enseñar a un niño a atarse los cordones del zapato siguiendo el método Montessori
Aprender a atarse los cordones de los zapatos es uno de los hitos más simbólicos del desarrollo de la autonomía infantil. Aunque pueda parecer una acción sencilla para un adulto, para un niño representa un verdadero desafío que requiere coordinación, concentración, motricidad fina, paciencia y, sobre todo, un entorno que favorezca el aprendizaje a su propio ritmo.
Dentro del enfoque del método Montessori, esta tarea forma parte del área de “vida práctica”, donde el objetivo es ayudar al niño a adquirir habilidades reales y funcionales para su día a día. Como señalaba María Montessori: “Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo”. Por ello, se propone no hacer por el niño lo que puede aprender a hacer por sí mismo.
¿Cuándo empezar a enseñar a atarse los cordones?
No hay una edad exacta, pero muchos niños comienzan a mostrar interés por aprender a atarse los cordones entre los 4 y los 6 años. En esta etapa ya cuentan con un nivel de motricidad fina suficiente para manipular los cordones de los zapatos, seguir secuencias sencillas y mantener la atención por periodos más largos.
Es importante observar al niño y ofrecer la actividad cuando existan señales de preparación: curiosidad por los cordones, deseo de vestirse solo, preguntas sobre cómo se hace un nudo, o intentos de imitar a los adultos.
En lugar de forzar el proceso, el enfoque Montessori recomienda presentar la actividad como un juego, en un momento tranquilo y con el entorno adecuado para favorecer la repetición y la autoexploración.
Actividad Montessori: cómo presentar el aprendizaje del cordón
Una forma muy común en el aula Montessori y también en casa es utilizar una plantilla de cartón o madera que simule la parte frontal de una zapatilla. En ella se colocan varios agujeros por los que pasar los cordones, imitando la experiencia real del zapato, pero en un formato más accesible y manipulable.
Este material tiene ventajas evidentes: es portátil, plano, y permite practicar sin necesidad de que el niño se quite los zapatos. Además, es posible utilizar cordones de colores contrastantes que ayuden a identificar los movimientos de cada lado, facilitando la comprensión de la secuencia.
La presentación debe ser clara, lenta y sin palabras excesivas. Lo recomendable es realizar la acción despacio, de forma visible, y dejar que el niño observe varias veces antes de intentarlo por sí mismo. Repetir juntos los movimientos, luego observar y dejar que practique solo forma parte del proceso.
Técnica de las "orejas de conejo": una forma divertida y eficaz
Una de las técnicas más conocidas y utilizadas para enseñar a atarse los zapatos es la llamada de las orejas de conejo. Consiste en formar dos bucles (las orejas), cruzarlos entre sí y hacer pasar uno por el hueco que se forma. Es una estrategia que ayuda al niño a comprender la forma y estructura del nudo, además de asociar la acción con una imagen divertida y fácil de recordar.
Los expertos en pedagogía coinciden en que el aprendizaje mejora cuando está vinculado a imágenes mentales y relatos que despiertan la imaginación. Este tipo de patrón facilita la memorización y el dominio de una habilidad motriz compleja como es atar los cordones.
Materiales recomendados y condiciones ideales
El entorno preparado es un elemento clave del método Montessori. Para esta actividad se sugiere tener a mano los siguientes materiales:
- Una plantilla de cartón o madera con agujeros y cordones
- Cordones de colores diferentes para cada lado
- Zapatos reales con cordón, preferentemente de suela blanda
- Un espejo a su altura para que observe sus movimientos
- Espacio tranquilo, con luz natural y sin estímulos distractores
La repetición es esencial para mejorar la destreza manual, así como el permitir que el niño se equivoque, repita y encuentre la mejor forma de resolver la tarea por sí mismo. Cada paso que repite, cada nudo que deshace y vuelve a hacer, fortalece su coordinación, su independencia y su autoestima.
Un paso hacia la independencia
Aprender a atarse los cordones es mucho más que un objetivo práctico: es una puerta de entrada a la independencia, al orgullo de hacer algo por sí mismo y a la confianza en sus propias habilidades. Este proceso, cuando se acompaña desde el respeto, la paciencia y el juego, fortalece no solo las habilidades motoras, sino también el carácter del niño.
Incorporar esta actividad Montessori en casa, junto a otros elementos como la cama a ras de suelo, los muebles accesibles o los materiales didácticos, permite construir una infancia más libre, más activa y más feliz.
Relación con otras actividades de autonomía: la cama Montessori
Este tipo de aprendizajes no ocurren de forma aislada. Están profundamente conectados con otras actividades Montessori del día a día. Un ejemplo de ello es el uso de la cama Montessori, un mueble que permite al niño acostarse y levantarse sin ayuda, favoreciendo la independencia en los momentos de descanso y vestirse solo por la mañana.
La misma autonomía que se entrena al atarse los zapatos se fortalece también al permitir que el niño elija su ropa, prepare sus cosas o acceda libremente a su espacio de descanso. Estas experiencias cotidianas tienen un impacto directo en su desarrollo emocional, su seguridad interna y su capacidad para desenvolverse en su entorno sin depender constantemente del adulto.
Cómo ayudar sin intervenir en exceso
Para que los niños aprendan a atarse los cordones, es importante acompañar el proceso sin controlarlo. La ayuda más efectiva consiste en:
- Mostrar con claridad
- Dejar que practique sin corregir cada error
- Estar disponible si lo pide
- Celebrar el esfuerzo más que el resultado
Si bien puede ser tentador intervenir cuando se frustra o no logra hacer el nudo, es fundamental confiar en su capacidad de aprendizaje y permitir que avance a su ritmo. Como señalaba Montessori: “La mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: los niños trabajan como si yo no existiera”.