
Juguetes Montessori para bebés: el agarre y su importancia en el desarrollo sensorial y motor
El desarrollo del agarre es uno de los hitos más relevantes durante el primer año de vida del bebé. Lejos de ser un gesto automático, aprender a agarrar implica el comienzo de la coordinación entre el cuerpo y el entorno, la autonomía, y el despertar de una inteligencia activa. En este contexto, el método Montessori se convierte en una referencia imprescindible para comprender cómo acompañar este proceso mediante el uso de materiales diseñados específicamente para estimular la motricidad fina y el desarrollo sensorial.
María Montessori afirmaba que “la mano es el instrumento de la inteligencia. El niño necesita manipular objetos para desarrollar su mente”. Desde esta perspectiva, los juguetes de agarre Montessori no se entienden como simples herramientas lúdicas, sino como extensiones de un proceso natural de aprendizaje basado en la exploración, la libertad y el respeto por el ritmo individual de cada bebé.
Comprender el agarre Montessori en los primeros meses
Durante los primeros seis meses de vida, el bebé pasa progresivamente del reflejo de prensión involuntaria a un agarre cada vez más intencionado. Este cambio está directamente vinculado con el desarrollo de las habilidades motoras finas, la coordinación mano-ojo y la capacidad de relacionarse con su entorno.
Según estudios publicados por la American Academy of Pediatrics, el agarre intencional comienza a manifestarse de forma estable entre los 4 y los 6 meses. En este momento, introducir juguetes adecuados permite reforzar esa habilidad, estimular el sistema nervioso y favorecer la conexión entre las manos y el cerebro.
En la filosofía Montessori, esta etapa representa una oportunidad valiosa para enriquecer el entorno del bebé con objetos que le permitan descubrir, repetir y perfeccionar sus movimientos sin interrupciones ni correcciones externas.
Juguetes de agarre diseñados para estimular el desarrollo del bebé
Uno de los grandes aportes del método Montessori es su apuesta por materiales simples, funcionales y estéticamente agradables. En el caso de los juguetes para bebés enfocados en el agarre, destacan tres tipos especialmente relevantes: la pelota de agarre Montessori, los discos de agarre y los discos interlocking.
La pelota de agarre Montessori, creada originalmente por la pedagoga americana Meg Fabricius, fue concebida para facilitar el agarre de los bebés más pequeños gracias a sus cavidades y forma segmentada. Este diseño permite que el bebé pueda sujetarla con facilidad, observarla, llevarla a la boca, y seguirla con la vista cuando comienza a rodar lentamente por el suelo. Se convierte así en un objeto que acompaña tanto la etapa estática como la de movimiento, promoviendo el desarrollo sensorial, la fuerza de los dedos y la coordinación motriz.
Otro recurso ampliamente utilizado son los discos de agarre, dos piezas de madera unidas en el centro y colocadas en un ligero ángulo. Esta herramienta es ideal para bebés a partir de los tres meses, ya que estimula la transferencia de un objeto de una mano a otra, paso fundamental para el desarrollo de la lateralidad. En versiones posteriores, los discos interlocking permiten un nivel de complejidad mayor, al introducir movimientos de rotación y manipulación cruzada.
Materiales adecuados y principios Montessori
Uno de los principios fundamentales de los juguetes Montessori es que estén fabricados con materiales seguros, duraderos y coherentes con la filosofía sensorial del método. Se priorizan elementos naturales como la madera, el textil orgánico o la silicona alimentaria, todos ellos sin componentes tóxicos, certificados y fáciles de limpiar. Además, deben ser objetos simples, sin luces ni sonidos artificiales, que permitan al bebé concentrarse en la experiencia física y perceptiva.
Tal como señala la psicopedagoga y guía Montessori Simone Davies, autora de The Montessori Toddler, “no es el juguete lo que hace al niño aprender, sino la manera en que el niño se relaciona con él”. Por esta razón, se evita la sobreestimulación y se confía en la capacidad natural de cada bebé para elegir, explorar y repetir según sus intereses.
Acompañar el desarrollo del agarre entre los 6 y los 18 meses
Entre los 6 y los 12 meses, el bebé ya es capaz de mantener objetos con ambas manos, manipular formas sencillas y seguir con la mirada movimientos lentos. En esta fase, la pelota de agarre Montessori continúa siendo útil, junto con objetos como el cubo de madera, el mordedor textil y el sonajero sensorial.
Alrededor del año, pueden introducirse propuestas más complejas como la caja de permanencia, que trabaja el concepto de permanencia del objeto, o rompecabezas sencillos con piezas grandes y agarraderas. También es un buen momento para incluir juguetes que impliquen apilamiento, encaje y actividades que refuercen la resolución de problemas.
Hacia los 18 meses, cuando el bebé ya ha adquirido un nivel de coordinación más afinado, se pueden explorar juegos que exijan equilibrio, precisión y planificación, como el juego de equilibrio con bloques, el uso de cucharas de madera para trasvasar o las actividades con objetos de una mano.
Cómo crear un entorno Montessori en casa
Los juguetes de agarre Montessori pueden ofrecerse dentro de un cesto de los tesoros o como parte de un pequeño espacio preparado en casa. Lo importante es que el bebé tenga acceso libre a ellos, sin saturar el entorno ni intervenir constantemente en su juego. Se recomienda renovar los objetos según los intereses del bebé, observar sus movimientos y permitir que repita las acciones tantas veces como necesite.
Un kit de juguetes educativos adaptado a la etapa del bebé puede incluir una pelota de agarre, discos de madera, un sonajero, un cubo con textura y un mordedor de silicona. Estos materiales, además de seguros y duraderos, contribuyen a fomentar la concentración, el disfrute y la independencia desde los primeros meses de vida.
Una mano activa, una mente despierta
El agarre para bebés no es un gesto trivial. Es el inicio de un camino de descubrimiento donde cuerpo y mente se desarrollan de forma integrada. Los juguetes Montessori diseñados para esta etapa cumplen una función clave: acompañar al bebé sin distraerlo, estimular sin sobrecargar, y permitir que el aprendizaje ocurra de forma natural.
Como escribió María Montessori: “La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle”. En esa libertad de explorar con las manos, el bebé descubre el mundo, y en cada objeto que agarra, empieza a construir su propia inteligencia.