La música y el arte en el aula Montessori

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Si alguna vez has entrado a un aula infantil Montessori, habrás notado que no es un espacio común. Desde el mobiliario adaptado a la estatura de los niños hasta los rincones de aprendizaje bien definidos, todo tiene un propósito. Pero, ¿has observado la presencia de instrumentos musicales o materiales artísticos? Si estás intrigado por cómo la música y el arte se integran en este enfoque educativo, sigue leyendo. Estás a punto de descubrir un viaje sonoro y visual que potencia la creatividad y el desarrollo de los más pequeños.

 

El enfoque Montessori: un breve repaso

Antes de sumergirnos en la fusión de arte y música en el aula Montessori, es esencial entender el método Montessori en sí. Creado por la doctora Maria Montessori, este enfoque pedagógico ve al niño como un ser activo y curioso. El niño es el protagonista de su aprendizaje y el ambiente, especialmente adaptado, es su guía. Así, colegios Montessori en todo el mundo siguen este principio para proporcionar un ambiente rico en experiencias y estímulos.

 

La música en el aula Montessori: un lenguaje universal

La música no solo es una fuente de alegría; es también una herramienta educativa en el aula Montessori. Desde canciones sencillas que enseñan rutinas diarias hasta instrumentos que los niños pueden explorar libremente, la música ayuda en áreas clave del desarrollo:

 

Coordinación motriz: Tocar un tambor, un xilófono o cualquier otro instrumento requiere coordinación entre manos y oídos.

Desarrollo auditivo: Diferenciar sonidos, tonos y ritmos agudiza el oído y mejora la concentración.

Expresión emocional: A través de la música, los niños pueden expresar sentimientos y emociones, incluso si aún no cuentan con un amplio vocabulario para hacerlo con palabras.

 

El arte como ventana al mundo interno en la metodología Montessori

El aula Montessori es un universo de exploración y descubrimiento, y no se limita solo a la música. El arte, con su rica variedad de medios y técnicas, ocupa un rincón privilegiado en este entorno. Desde las primeras pinceladas en papel hasta la creación de esculturas en arcilla, los niños se sumergen en un viaje de autodescubrimiento y expresión que va más allá de las palabras.

 

Desarrollo de habilidades motoras: el arte no es solo una cuestión de estética o creatividad, es también una herramienta vital para el desarrollo físico. Al sujetar un lápiz, un pincel o modelar con arcilla, los niños perfeccionan su motricidad fina. Estas actividades, aparentemente sencillas, requieren precisión y control, ayudando a fortalecer los músculos de las manos y dedos, y a mejorar la coordinación ojo-mano.

 

Fomento de la creatividad y la imaginación: un papel, un lienzo o un trozo de arcilla se convierten en lienzos para la imaginación. Sin límites preestablecidos, los niños se enfrentan al desafío y a la libertad de crear desde cero. En este proceso, aprenden a tomar decisiones, a experimentar y, sobre todo, a permitir que su creatividad fluya sin restricciones.

 

Descubrimiento emocional y autoconocimiento: el arte es, en muchas ocasiones, una ventana al alma. A través de colores, formas y texturas, los niños comunican emociones, sentimientos y vivencias que a veces no pueden expresar verbalmente. Es una forma de terapia, un medio para entender y gestionar sus emociones. Además, al observar y reflexionar sobre sus propias creaciones, ganan confianza y construyen una autoimagen más positiva y realista.

 

Conexión con el mundo: A través del arte, los niños se conectan con diferentes culturas, historias y tradiciones. Aprecian la diversidad y la belleza del mundo que les rodea, desarrollando un sentido de pertenencia y respeto hacia diferentes formas de expresión y pensamiento.

 

El arte en el aula Montessori es mucho más que una actividad recreativa. Es un medio poderoso que contribuye al desarrollo integral de los niños, enriqueciendo su vida académica y personal, y preparándolos para enfrentar el mundo con una perspectiva abierta, empática y creativa.



La conexión entre música, arte y aprendizaje integral Montessori

En el corazón del método Montessori yace una premisa fundamental: el desarrollo integral del niño. Esta filosofía educativa, creada por la doctora Maria Montessori, se centra en la visión holística del aprendizaje, donde se fomenta el crecimiento físico, emocional, social e intelectual del niño de manera simultánea. En este contexto, la música y el arte emergen no solo como disciplinas separadas, sino como herramientas poderosas que, juntas, contribuyen a este objetivo global.

 

La música, por ejemplo, es más que una simple melodía o ritmo para el niño. Es una forma de comunicación, un lenguaje sin palabras que permite al pequeño expresar sus emociones, sentimientos y pensamientos. Al interactuar con instrumentos, ya sea un tambor, un xilófono o cualquier otro, el niño no solo mejora su coordinación motriz y habilidades auditivas, sino que también se sumerge en un mundo de autodescubrimiento. Comprender el tono, el ritmo y la melodía puede ser tan revelador como aprender un nuevo vocabulario.

 

El arte, por otro lado, es una ventana a la imaginación y la creatividad. Cada trazo en el papel, cada pincelada en el lienzo y cada forma moldeada en arcilla, son manifestaciones del mundo interior del niño. A través de estas expresiones, los pequeños pueden interpretar sus experiencias, inquietudes y maravillas, plasmando en formas y colores lo que a veces las palabras no pueden capturar. Además, el arte les brinda la oportunidad de mejorar habilidades motoras finas, observación y concentración.

 

Pero más allá de las habilidades técnicas o específicas, tanto la música como el arte ofrecen un espacio seguro para que los niños enfrenten desafíos, resuelvan problemas y, lo más importante, aprendan sobre ellos mismos. ¿Por qué elegí ese color? ¿Por qué me siento tranquilo cuando escucho esa melodía? Son preguntas que pueden surgir y que les llevan a una introspección, ayudándoles a construir una sólida autoimagen y autoestima.

 

Por último, tanto la música como el arte les conectan con el mundo que les rodea. Les enseñan sobre culturas, historias y tradiciones. Les muestran que, al igual que en la vida, hay armonías y disonancias, colores brillantes y sombras. Y, sobre todo, les preparan para enfrentar el mundo con una mente abierta, creativa y empática, características esenciales en el mundo actual.

Por tanto, al integrar música y arte en el enfoque Montessori, no solo estamos dando a los niños herramientas para el aprendizaje académico, sino también para la vida. Estamos cultivando individuos equilibrados, conscientes y sensibles, listos para explorar, aprender y crecer en cualquier circunstancia que enfrenten.

 
Publicado en: Métodología Montessori

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